El Amor Verdadero es perdonar, pero recuerda, tu dignidad
El amor, esa fuerza que mueve al mundo, no siempre es perfecto, ni libre de errores. Es un camino lleno de altos y bajos, momentos de luz y sombras, pero, sobre todo, es una oportunidad constante de aprender, crecer y sanar.
Hay momentos en los que nos equivocamos, en los que nuestras acciones lastiman a quienes más amamos, y sentimos el peso de esas decisiones en el corazón. No porque no amemos lo suficiente, sino porque somos humanos, con nuestras fallas e imperfecciones. Pero el verdadero amor no se mide por la ausencia de errores, sino por la sinceridad de querer repararlos, por la valentía de asumir las consecuencias y pedir perdón.
Cuando el dolor aparece, también se revela una verdad: cuánto valoramos a esa persona. Porque en cada rincón, en cada mirada perdida, buscamos a ese ser amado, a quien da sentido a nuestra vida. Esa conexión, ese «te extraño», «te necesito», es lo que nos impulsa a dar todo de nosotros para recuperar lo perdido.
Pedir perdón no es fácil. Requiere humildad para admitir el daño causado, pero también una fe profunda en el amor, esa esperanza de que, aunque heridos, el corazón tiene la capacidad de sanar y seguir adelante.
Y cuando pedimos perdón, no lo hacemos solo con palabras. Lo hacemos desde lo más profundo del alma, con la firme intención de demostrar con acciones cuánto significan para nosotros. Porque amar no es solo desear lo mejor para el otro, es hacer todo lo posible para que esa persona se sienta amada, valorada y protegida.
A quienes hemos amado y lastimado, a esas miradas que aún habitan en nuestra memoria, les decimos: «He sido sincero, he cometido errores, pero mi amor por ti es innegable. Te elijo hoy y siempre».
El amor verdadero no es perfecto, pero es auténtico. Es capaz de transformarse y crecer. Es la fuerza que nos lleva a dejar atrás el orgullo y a construir, con paciencia y dedicación, un puente que nos acerque nuevamente al corazón del otro.
Así que, si tienes algo que decir, dilo con el alma. Si necesitas pedir perdón, hazlo con sinceridad. Y si amas, ama con todo tu ser, porque no hay nada más poderoso que el amor que reconoce sus fallas, pero siempre encuentra el camino de regreso.
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