Sumergida en los sentimientos más hermosos

«Estos sentimientos son míos. Estos sentimientos eres tú, Soy yo.

 Estos sentimientos son Eternos… porque los siento contigo…conmigo 

Sumergiéndome en los sentimientos más hermosos que jamás haya experimentado… 

Porque me siento amada, me siento femenina, me siento protegida, me siento escuchada, me siento cuidada, me siento vista, siento complicidad entre nosotros, me siento inteligente, me siento encantadora, me siento desafiada, me siento deseada, me siento atraída, me siento atractiva, me siento en un mundo misterioso, me siento en un mundo desconocido, me siento en un mundo interesante, me siento en un mundo cálido. Me siento temblorosa cuando recuerdo todos esos momentos juntos, porque todos ellos, en su esencia, son hermosos.

 A veces sé quién eres… A veces simplemente no te conozco… aún así, te amo… y siempre te amaré…

 Solo al escribir estas palabras, siento una alegría intensa en mi corazón… Estos sentimientos existen porque estos sentimientos son míos…

 No tengo todas las respuestas para la vida, pero no me importa… amo los verdaderos misterios de la vida.» 

 En el viaje de nuestras emociones y sentimientos a veces las respuestas no son tan importantes. Lo esencial es vivir con el corazón abierto, abrazar lo que sentimos y aceptar la belleza de lo desconocido. El amor, en sus muchas formas, siempre será el misterio más profundo y el regalo más hermoso que podemos experimentar.

 

A veces, nos perdemos en la búsqueda de respuestas, en el afán de entender cada detalle, de prever cada paso. Pero la vida, en su esencia más profunda, no siempre tiene explicaciones claras. Nos invita, más bien, a sentir, a experimentar, a aceptar los momentos tal como son, sin la necesidad de controlarlos todo el tiempo.

Cuando nos rendimos ante lo que no comprendemos, cuando permitimos que la incertidumbre forme parte de nuestro camino, descubrimos una verdad: no se trata de tener todas las respuestas, sino de aprender a vivir con las preguntas, de disfrutar el proceso de descubrirnos a nosotros mismos y a los demás.

La vida, en su forma más auténtica, no es una línea recta hacia un destino final, sino una serie de momentos que nos invitan a crecer, a amar, a ser vulnerables y a encontrar la paz en lo imperfecto. Al final del día, lo único que realmente necesitamos es confiar en nosotros mismos y en el fluir de la vida, sabiendo que, aunque no siempre veamos el camino claramente, siempre habrá luz en el horizonte para guiarnos hacia adelante.

 

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