Tu mejor amiga/o eres tú misma/o

Toda mi vida escuché que debemos encontrar a tu compañero/a «perfecto/a», esa persona especial que es nuestra media naranja. Y claro que estaba buscando, esperando encontrarla, deseando tener a esa persona a mi lado.

En el primer encuentro, al ver a esa persona, pensaba: «¡Genial, ya encontré al ser perfecto!» Pero con el paso de los días, al conocer sus hábitos, sus manías, pasiones, cómo se viste, cómo se comporta y sus actitudes, me empecé a decepcionar. En ese momento me cuestioné: ¿realmente es esa la persona perfecta para mí?

Y entonces, comprendí algo fundamental: comenzamos a ver lo que le falta a los demás, pero olvidamos ver lo que necesitamos nosotros. Es allí cuando me di cuenta de que lo más importante es conocerme a mí misma. Comenzar ese viaje mágico para descubrir quién soy, qué quiero y hacia dónde voy.

Tras muchos momentos altos y también caídas, empecé a aceptarme tal como soy. Fue entonces cuando entendí que la «persona perfecta» para mí soy yo misma. Y la persona perfecta para ti, también eres tú.

¿Por qué? Porque cuando te conoces de verdad, te conviertes en tu mejor amigo/a. Es en ese momento cuando puedes aceptarte tal como eres, sin juicios, y, desde ahí, puedes aceptar a los demás también. Debes amarte a ti mismo/a primero, antes de poder amar a otra persona. Porque cuando te amas a ti, eres capaz de dar amor a los demás y de recibirlo con plena gratitud.

Nunca imaginé lo poderosa que podía ser, lo importante que es llegar a entender que soy la persona perfecta para mí. Y solo entonces pude saber quién soy, lo que quiero y hacia dónde quiero ir.

Este descubrimiento es clave, porque al conocerte, aprendes a vivir tus experiencias diarias y a elegir las que realmente enriquecen tu corazón. Aprendes a aceptar a las personas tal como son, porque cada uno de nosotros es especial. Y lo más hermoso es que al compartir nuestras cualidades, también recibimos lo mejor de los demás.

Realmente debemos darnos cuenta de que la felicidad está en nuestras manos, en el momento en que nos aceptamos a nosotros mismos, en el momento en que nos convertimos en nuestro mejor amigo/a.

La clave está en conocerte, amarte y ser tú mismo/a. Ahí comienza todo.

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